martes, 13 de octubre de 2009

IV

Yo sé que no podré moverte el piso,
pero deja que este son a tus tímpanos,
golpeen al ritmo de de una lambada.
Quizas no sea ritmo que alguien quizo,
quizas mañana de ti no sepa nada.
 
Me convertiste en un segundo, tu dueño.
Fui yo con quién no quisiste bailar.
Tal vez me aceleré en dar el paso,
explayaste el mas grande de mis sueños,
y al acabar el son, ni más me harás caso.

¿Acabará esto?, ¿no comprendiste mi anhelo?
Tal vez será otro tu dueño, que te ama.
¿Sabré más de ti depués de la velada?
¡Déjame ser yo quien descubra tu velo!
¿Soy afortunado, mañana seré nada!

Esta noche jamás me olvidaré,
que no hubo armoniosa melodía,
cálida, como encontré en tu mirada.
Y todo un sol en ti encontraré,
desnúdame tu sonrisa, alborada.

Volveré a sentir este imperial momento.
¿Cuándo? le preguntaré al tiempo y al futuro.
¡Umbrosa velada!¡Tu no fuiste cómplice!
Sutilmente miro y digo al firmamento,
¡no habrá quien te quiera como te quize!

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